ojos claros

Llevo días escuchando una voz que me suena extremadamente familiar y de la que no conozco su origen. Días soñando con las mañanas malagueñas, con sus palmeras y su olor a Andalucía. Imaginando la terraza de un ático en una casa vieja del centro. Las caricias que le daría en su espalda y los besos en su ombligo. Ensayando la sonrisa que será inevitable dentro de unos días.

Y es que estos entretenimientos se llevan un horror; hace también pocos días, un amigo nos invitó a comer a su casa. Durante la agradable charla de la sobremesa, mientras tomábamos el café, un cava estupendo y unas pastas finisimas, nos contaba lo que le gustaba ir a cierto local en Madrid, donde te metes en la bañera y todo el que pasa y le apetece te mea encima. Y cómo estabamos, supuestamente, en confianza, alguien me preguntó que qué era lo que a mi "me ponía", y yo, soso para todo, me quedé de palo, sin saber qué decir y contesté que no tenía ni idea, que nada en especial.
Pero claro, como el tema es de capital importancia he pasado varios días con sus vigilias nocturnas pensando en ello y he llegado a la conclusión de que me gusta la ropa interior, mejor dicho, los tíos en calzoncillos. Pero no esos aceitosos llenos de músculos que salen en Internet, a mi me gustan con su poquito de lorza, con sus pelos repartidos por todo el cuerpo como dios se los ha dado, vamos, la naturaleza en estado puro.
No os voy a preguntar lo que os pone a vosotros y eso que me muero de ganas de saberlo.

El otro día conocí a un chico muy mono. Al rato de estar hablando, y notando –cosa que no me sucede casi nunca- que se le caía la baba cuando me miraba, me propone hacer un viaje juntos. Me invitaba un fin de semana a cualquier ciudad de Europa. Como notó que yo no estaba dispuesto ha hacer las maletas a al primera de cambio, me propuso que le meara, que lo que más le gustaría en el mundo era tragarse mi orina y que me daba 50 euros. Como con este ofrecimiento vio que seguía sin seducirme me ofreció 100 euros por cagarme encima, sin darse cuenta que con que uno de los dos cagase ya había bastante y él hacía un rato que la había cagado.

(continuará)