16.2.05

Gestos


Salimos del bar y el frío de la noche nos sacudió en la cara. Caminamos por la calle Mayor. Intencionadamente ella dejó que los denás continuaran con la conversación y dirigieran sus pasos a casa de nuestro amigo para tomarnos la última copa. Sus voces animadas ocultaban las nuestras. Me cogió del brazo acercándome a ella, estrechando distancias, buscando unos instantes de confidencia y quiso saber de mi.

Creo que los pequeños gestos nunca son gratuitos, son mucho más inconscientes y delatadores de lo que muchas veces pensamos, por eso me gustan tanto, por eso y porque el lenguaje corporal es muy revelador. Y más en la gente como yo que necesito querer no solo con palabras, o con hechos; necesito querer con el cuerpo.

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