25.2.05
ópera italiana
Cada día, cuando salgo de trabajar, cojo el tren para ir a casa justo a la hora que los obreros salen del tajo. Los vagones se llenan de sudamericanos, magrebíes y negros. Miro a mi alrededor y tengo la sensación de estar en un mondo ajeno y cotidiano a la vez.
El contraste lo pone una refinada y dulce área de una ópera italiana que suena en el hilo musical.
En el asiento frente a mi, un chico negro, mal vestido, mueve ligeramente los dedos destrozados por el trabajo, acompasándolos suavemente a las notas que suenan...y me doy cuenta de cuantos prejuicios tengo.
