10.3.05
¡joder! ¿a qué coño estamos jugando?
No voy a hablar del 11-M. No puedo, no soporto ver los programas que están proliferando en estos días sobre el tema o leer los periódicos.
Cojo cada día el tren en Atocha y me bajo en el Pozo a la hora de los atentados. Durante semanas esperé el tren en la estación del Pozo rodeado de velas, mensajes, fotos y flores marchitándose. Cada día veía como las vecinas y las familias de los asesinados recogían las flores secas, encendían las velas que se habían apagado y limpiaban la zona. Hasta que un buen día a un hijo de puta se le ocurrió que aquello no era estético y que era mucho más fashion poner una mega pantalla y un teclado de última generación en una estructura de diseño. A la que por supuesto las personas mayores que nunca se habían acercado en su vida a un ordenador les servia de muy poco, quitándoles el único y muy pobre consuelo de poder, al menos, encender una vela o dejar unas flores en el lugar donde todavía las paredes y los techos estaban destrozados. Desde entonces vi como las velas o las flores frescas recién puestas eran retiradas y tiradas directamente a la basura.
Hace unas semanas al hijo de puta o a otro de la misma madre se le ocurrió que también había que quitar la pantalla gigante y "aquí no ha pasado nada".
Anoche cuando pasé por allí no lograba creer lo que veía: al hijo de puta se le a ocurrido que hay que volver a poner la pantalla y media docena de operarios la estaban colocando a toda prisa.