13.5.05

5 céntimos


Ayer, mientras esperaba a mi amiga en la estación de autobuses, abarrotada de gente, casi todos inmigrantes, se me acercó un chico negro diciendo "eh, amigo". En realidad estaba abordando a otro chico negro que pasaba justo a mi lado. Este último se paró y el primero le pidió en un castellano confuso una moneda de 5 céntimos. Como el otro chico no le entendía, en realidad, no hablaban ninguno de los dos bien el español, sacó una moneda de 5 céntimos y se la enseñó "una como esta". El segundo comenzó a buscarse con suma tranquilidad en el monedero y en los bolsillos sin encontrarla. Entonces sacó el abono transportes, en el plastiquito que lo protege tenía varios billetes de 5 y 10 euros. Todo esto tan pegados a mi que en sus movimientos me rozaban y parecía que yo formaba parte del grupo. Saca los billetes, se los enseña para indicarle lo que tenía y ambos miran a su alrededor buscando un sitio donde poder cambiar algún billete y así poder darle los 5 céntimos. Así que se dirigen a una las taquillas y ahí les pierdo la pista.
Una vez recobrado mi espacio vital de europeo que no permite que nade le roce ni en el ascensor y que me habían invadido los africanos, pienso que mientras yo ya me estaba impacientando porque mi amiga llevaba 5 minutos de retraso, razón por la cual me telefoneó al móvil, porque ya era mucha la espera, ellos dos habían "perdido" muchos más minutos por tan sólo 5 céntimos, pensé que a mi no se me habría ocurrido ni loco enseñarle los billetes que llevo al primer desconocido que me pidiera 5 céntimos, pensé que si un compatriota mío me pide, ya que se pone, me como mínimo quiere un euro, pensé que si no tengo suelto en la vida me le pido que me acompañe a cambiar, porque todo eso supe mucha molestia y mucha perdida de tiempo. Pensé en las diferencias culturales y casi, casi envidié vivir en un poblado en medio de la selva, pero solo casi.

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