ojos claros

El otro día recibí un correo de mi amiga Burma y he decidido contestarle con un post.
Fue por estas fechas, bueno un poco más verano porque hacía un calor insoportable. Mis 40 metros estaban completamente vacíos. No tenía frigorífico, ni cama, solo dos armarios empotrados y algunos muebles en la cocina pero tenía tantas ganas de irme a "MI" casa que esa misma noche me fui a dormir en un colchón en el suelo que llevé esa tarde.
Creo que pocas veces en mi vida me he sentido más libre, ni más adulto, ni más feliz. Sentado en el suelo no estoy seguro si miraba la madera de jatoba sobre la que estaba o el inicio de mi nueva vida.
No se me olvidará nunca cuando mi nueva vecina, sabiendo en las condiciones precarias en las que me encontraba apareció en mi puerta con un bol lleno de hielo para aliviar mi sed y mi calor. Ni la cara que puso cuando a las tantas me atreví a llamar a su puerta para pedirle un sacacorchos con el que abrir el vino imprescindible para inaugurar la casa.
Ni el frescor de mis nuevas mañanas al levantarme, ni las copas de los árboles del bótanico al salir de casa.