18.7.05

en un lugar de la mancha (más)


En mi pueblo, cualquiera que se precie mínimamente y que pertenezca al género femenino sabe que no se puede salir de casa si no va peinada de peluquería. Bien es cierto que todas las peluqueras peinan las señoras con el mismo cardado y que de espaldas todas mis paisanas a partir de una cierta edad son exactamente iguales, porque además todas utilizan el mismo tinte "rubio ceniza".
Para mi desgracia en le piso de al lado de nuestra flamante casa nueva vive una peluquera que se saca unas perras peinando en su casa los fines de semana. Y para más desgracia peina en la habitación que da pared con pared con mi dormitorio. Así que la ultima vez que estuve allí me desperté con el parloteo de mi vecina y sus clientas, igual que si estuviera durmiendo en medio de una pelu y rodeado de secadores. Y lo mismo me pasó cuando intente dormir la siesta. Todo lo cual, sin embargo, ha sido muy instructivo para mi por que las conversaciones que oí en seguida te das cuentas que son de vital importancia para el avance de nuestro país en su futuro liderazgo mundial.
Me enteré de que "tu sabes que no le deseo mal a nadie pero es tan mala, tan mala y me ha hecho tanto de padecer, que yo ahora me alegro y que se joda bien jodía"
También "bueno y al final no me has contado ¿llevabas bolo o no?, porque la última vez que hablamos todavía no sabías que ibas a hacer y me he estado acordando y me he dicho ¡tengo que preguntarle en cuento la vea!
0 "¿y se quedó sin ná, sin ná? ¡Sin ná, sin ná! se quitó los gallumbos y tó. Pagamos el boy entre toas. ¿Pero sin ná? Si ¡y anda que no tardó en salir! Debía de ser porque tuvo que ponerse to aquello a tono y luego pa que se le mantuviera se puso una goma, apretándole. ¡Jesús!

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