4.10.05

monederos


Hace algo más de un mes, unas horas antes de coger el avión desde Milán, aprovechando el poquito tiempo que tenía pasé por el Duomo , encima de un banco me encontré un monedero lleno de dinero. Los euros habían desaparecido (en caso de haberlos habido) pero había un buen montón de billetes grandes de dólares que ni siquiera conté y por supuesto ningún documento que me diera una pista del dueño.
Me acerqué a la sacristía, cuya puerta estaba abierta pero tenía un cordón que impedía que los turistas se colaran, desde ella traté de llamar la atención y que alguien atendiera sin conseguirlo, así que me dirigí hacia la entrada donde había unos señores trajeados con el distintivo de la catedral, cuando enseñe el monedero y expliqué que me lo había encontrado me llevaron a los policías que estaban registrando uno a uno a cada turista y pasándoles el detector de metales (hacía poco de las bombas de Londres). El policía me dijo que le acompañase, que tenía que hablar con jefe de los policías, que no estaba donde se suponía y tuvimos que ir a buscarlo dando toda la vuelta a la catedral y esperar un rato. Cuando repito otra vez toda la historia me pide mi documentación y mis datos para hacerse cargo del monedero, entonces yo le pido un recibo por su entrega, me dice que si me pienso que la policía italiana es como la española, naturalmente discutimos y después de un buen rato casi tuve que suplicar que se quedaran con la cartera llena de dólares. Por supuesto el poco tiempo que me quedaba de disfrutar de Milán ya había desaparecido.
A la mañana siguiente, ya en Madrid, en un banco de la iglesia de mi vecino Jesús de Medinaceli, me volví a encontrar otro monedero, esta vez, solo unas pastillas y algunas monedas sueltas.
¡Algún mal imperdonable he debido cometer en la vida para no parar de encontrarme monederos en las iglesias!

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