ojos claros

Hace más de un mes salí de trabajar y eché a correr, como siempre, ya lo hago tenga prisa o no, sin darme cuenta y mientras pensaba que iba demasiado rápido me caí. Resultado una chaqueta recién comprada destrozada, el codo sangrando y las dos rodillas que eran la envidia de cualquier Santo Cristo de los que la semana que viene se van a pasear por toda España.
Ayer salí de trabajar y me acordé de que había quedado para ayudar a montar una exposición con un amigo y que cuanto antes llegara mejor. De nuevo empecé a correr y tropecé de nuevo en el mismisimo sitio donde me caí, esta vez faltó tan poco para dar con mis huesos en el asfalto que sentí como me dolía una de las rodillas que todavía tengo llena de heridas.
Mira que me propongo controlar mis sentimientos, ser racional, no repetir mis errores, evitar no caerme en el mismo sitio y sin embargo estoy seguro de que mucho antes de que se me hayan caído las costras anteriores ya voy a estar dando zancadas sin saber ni donde piso.