8.2.07

toscana


Es indudable que últimamente me persigue el pasado, es lo bueno de tenerlo, o lo malo, según se mire. La semana pasada estuvo G. en Madrid, trabajando en Fitur. No venía desde Italia, donde vive, desde hacía cinco o seis años, cuando se casó. Ya tiene dos niños. Nos conocimos hace algo menos de una década, compartiendo piso. A mi me venía muy bien poder practicar el italiano en casa. Sin duda entre los dos nació un gran aprecio pero me sorprendió, cómo el otro día, paseando por la noche madrileña él recordaba con increíble nitidez muchas de las cosas que hicimos juntos en aquella época, mientras yo quedaba fatal porque no recordaba apenas nada. Y es que a mi mala memoria hay que unir, sobre todo, la escasa importancia que aquellos días tuvieron para mi, que contrastaba con lo decisiva que fue para él su estancia en Madrid.
Una vez más me di cuenta lo injusto de las relaciones humanas en las que a menudo hay un desequilibrio que hace que los afectos no se correspondan en medidas similares.

This page is powered by Blogger. Isn't yours?

Weblog Commenting and Trackback by HaloScan.com